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LA ORDEN TERCERA

 

 La Orden Tercera de la Merced, también llamada Mercedarios Seglares u Orden Seglar de la Merced, es la rama laica vinculada a la Orden de la Bienaventurada Virgen María de la Merced, fundada por San Pedro Nolasco en Barcelona en 1218. Nacida como extensión natural del carisma mercedario, la Orden Tercera ofrece a hombres y mujeres la posibilidad de vivir, en su vida cotidiana, el espíritu de redención, misericordia y servicio liberador que caracteriza a la familia mercedaria desde hace más de ocho siglos.

 Es una comunidad de laicos y laicas, casados, solteros o consagrados secularmente que, sin entrar en la vida religiosa conventual, asumen un camino espiritual inspirado en la Virgen de la Merced, modelo de misericordia y liberación, en San Pedro Nolasco, fundador y redentor de cautivos, y en los ideales mercedarios de caridad, libertad, dignidad humana y entrega por los oprimidos. Los terciarios viven en el mundo pero participan del carisma de redención de la Orden, comprometiéndose a trabajar por la libertad integral de las personas.

 La Orden de la Merced nació en el siglo XIII con una misión clara: redimir a los cristianos cautivos en manos de piratas berberiscos y otras potencias del Mediterráneo. Los frailes mercedarios realizaban rescates incluso ofreciendo su vida en intercambio.

 Pronto, alrededor de los conventos y obras de la Merced surgieron grupos de laicos que colaboraban con la obra redentora, la atención a cautivos liberados, el sostenimiento de los conventos y hospicios y la extensión espiritual del carisma mariano y liberador. Con el tiempo, estos grupos se consolidaron en una Tercera Orden. con regla propia reconocida por la Iglesia, que permitía vivir la espiritualidad mercedaria sin abandonar la vida familiar y laboral.

 Hoy la Orden Tercera está presente en numerosos países y sigue siendo una fuerza viva de evangelización, libertad y misericordia.

 La identidad de los mercedarios seglares se articula alrededor de tres grandes pilares:

       -Carisma de redención

 La espiritualidad mercedaria está centrada en la libertad del ser humano y los terciarios buscan liberar de ataduras externas e internas, acompañar a quienes sufren opresión moral, psicológica o social y denunciar estructuras de injusticia que generan nuevas formas de cautiverio. Aunque hoy no existan cautiverios medievales, la Merced se ocupa de los cautivos contemporáneos: presos, víctimas de trata, dependencias, pobreza extrema, migrantes vulnerables, marginación y exclusión.

       -La Virgen de la Merced

 La Virgen es el rostro maternal de la misericordia liberadora.
Los mercedarios seglares la veneran como Madre de la Libertad, la toman como modelo de servicio, escucha y compasión, se inspiran en su disponibilidad para “dar libertad a los cautivos” y entienden la vida cotidiana como espacio de liberación. El mercedario seglar transforma su entorno con gestos concretos: reconciliación y perdón, solidaridad con los pobres, compromiso social, defensa de la dignidad humana, acogida al necesitado y estilo de vida sencillo y fraterno.  La casa, el trabajo y la sociedad son los “lugares de misión” y aunque cada fraternidad tiene rasgos particulares, existen elementos comunes.

       -Compromisos habituales

 Oración diaria, especialmente mariana, lectura del Evangelio según el espíritu mercedario, participación en la Eucaristía y en la vida comunitaria, servicio a los “cautivos de hoy”: pastoral penitenciaria, acompañamiento a familias de reclusos, apoyo a migrantes, atención a marginados, promoción de la paz y la justicia social. acompañamiento mutuo en fraternidades locales.

 El proceso de incorporación consta habitualmente de una acogida inicial, formación mercedaria (historia, espiritualidad, Regla), promesa o profesión seglar y compromiso estable de vivir el carisma

 A lo largo de los siglos, los mercedarios seglares sostuvieron económicamente y con voluntariado las redenciones realizadas por los frailes, cuidaron a los perseguidos, enfermos y cautivos regresados, fundaron obras de asistencia, hospicios y escuelas y difundieron la devoción a la Virgen de la Merced, especialmente en España y América. En el presente, la Orden Tercera de la Merced continúa su misión liberadora mediante programas de reinserción social para reclusos, talleres y acompañamiento espiritual en cárceles, misiones en barrios vulnerables, proyectos contra la exclusión y la trata de personas, formación en derechos humanos y dignidad personal, trabajo conjunto con frailes, religiosas, jóvenes mercedarios y la familia mercedaria global…

 La espiritualidad mercedaria tiene una fuerza especial hoy porque hay nuevas formas de esclavitud, adicciones, explotación, violencia y pobreza estructural. Porque la sociedad necesita voces de misericordia y reconciliación, porque los laicos tienen un papel clave en marcar presencia cristiana en los lugares donde los religiosos no pueden llegar y porque la devoción a María como libertadora sigue siendo fuente de esperanza.

 El mercedario seglar actúa como puente entre la fe y los desafíos del mundo contemporáneo y la Orden Tercera de la Merced es un camino laical plenamente actual en el que hombres y mujeres, inspirados por la Virgen de la Merced y el ejemplo de San Pedro Nolasco, trabajan por la libertad, la dignidad y la misericordia en medio del mundo. Más que una asociación devocional, la Orden Tercera es una comunidad de misión, una forma concreta de encarnar el Evangelio allí donde más se necesita: junto a los cautivos de nuestro tiempo