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Parroquia Mercedaria

 

 

PARROQUIA  MERCEDARIA – PARROQUIA  LIBERADORA

 

   Parroquia significa “aquello que está junto a la casa”, una especie de comunidad cristiana extensa. Cada parroquia constituye un  grupo de seguidores de Jesús que se comprometen a vivir según el evangelio, una “alternativa” de amor abierto a los necesitados. En esa línea, cada parroquia ha de cumplir tres funciones: misionera, sacramental y caritativo-liberadora y las tres pueden y deben desplegarse en perspectiva mercedaria.

  Todas las parroquias han de ser lugares donde se cultiva de un modo concreto esta experiencia radical cristiana, y así deben cultivarla, de un modo especial, las parroquias mercedarias, ofreciendo su propia experiencia de libertad (el don primero de la vida) y de liberación (ayudar a los demás para que puedan vivir en libertad). Las parroquias mercedarias han de ser por tanto un “signo” de esperanza, en forma  de presencia liberadora, no solo de palabra, sino también de obra.

  Función misionera: La primera tarea parroquial es anunciar la buena noticia: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura’ (Mc 16,15; Mt 28, 16-20). Tarea que debe realizarse hacia dentro, en forma de enseñanza y catequesis.  Pero también hacia fuera, hacia los no creyentes, y de un modo especial hacia los pobres y oprimidos, entre los que se encuentran aquellos que la Merced llama “cautivos”.  La redención cristiana se abre a todos, pero, en línea mercedaria,  ha de ofrecerse de un modo especial a los que  malviven y sufren en situación de cautiverio.

  Labor celebrativa: Cada parroquia, prepara, promueve y celebra el culto de Cristo, de manera que los cristianos puedan celebrar la fiesta de Jesús.  Las parroquias de la Merced  han de nacer,  para ofrecer dentro de la Iglesia el testimonio de su carisma de libertad en el amor, conforme al signo de María redentora. Deben sumarse a la pastoral general de la diócesis, pero expresando su carisma propio de amor y entrega al servicio de los oprimidos y cautivos.

  Labor caritativa-liberadora: Las iglesias han sido desde  el principio “comunidades de  amor mutuo y caridad”, de manera que los seguidores de Jesús puedan compartir en ellas su vida y esperanza.    

  Los ministros de una parroquia mercedaria han de ser diáconos o “servidores” de la liberación cristiana a favor de los cautivos.  Las parroquias mercedarias no están sólo al servicio del bien espiritual de las “almas”, sino del amor redentor completo de Jesús.  Más que «mediación» para conseguir la salvación individual de los creyentes (tras la muerte), ellas expresan los principios de la salvación (mensaje predicado, celebración de la pascua, amor liberador).

  CONCLUSIÓN: La parroquia mercedaria es una casa que:        

  a. Anuncia, es decir, que extiende la Palabra de Jesús tal como la ha vivido de un modo carismático Pedro Nolasco. En el centro de la parroquia ha de estar pues el “anuncio” de la redención, entendida como libertad liberadora.

  b. Acoge a los carentes de libertad,  apareciendo así como un hogar abierto para los oprimidos. No es simplemente un lugar de acogida pasiva, sino un lugar de comunión comprometida con los marginados.

  c. Celebra la libertad, para actualizar así el carisma de Pedro Nolasco, centrado en la eucaristía como experiencia de amor concreto y de compromiso de entrega de la vida, por los demás.